El Escudo
El escudo de Céret representa; en su parte inferior las llaves de San Pedro sobre un fondo azul y en su parte superior los brazos de Cataluña (oro y 4 barras rojas).
Localización de Céret
Ceret es la capital de la comarca de Vallespir, valle que comienza desde Le Boulou hasta el paso del rio Tech (río que tiene la cuenca más meridional de la Francia continental). Céret o Ceret en catalán, es un pueblo francés fronterizo con España, ubicada a sólo 24 km del Mar Mediterráneo, en dirección Argelès, famoso balneario de la Costa Vermeille.
Céret es una de las subprefecturas ubicada a los pies de los Pirineos Orientales, beneficiada por una maravillosa situación geográfica, entre el mar y la montaña. La ciudad ofrece, entre otras muchas cosas, unas magníficas vistas del Macizo del Canigó, macizo montañoso de los Pirineos con más de 2.700 m de altura.
Su gentilicio, alrededor de 7.600 habitantes, llamados Cérétans en francés y Ceretanes en catalán.
Céret por Pierre Brune
Aprovechando el clima excepcional del sudoeste de Francia, Céret es una comuna francesa muy auténtica. En esta encantadora ciudad, es agradable pasear por sus estrechas calles salpicadas de pequeñas plazas abiertas.
En verano, a pesar del abrasador calor que en ocasiones hace en Ceret, los transeúntes pueden pasear disfrutando de una agradable frescura vegetal dispensada por las enormes plantas centenarias agitadas por el “Tramontane” (vientos del norte), todos ellos tortuosos y majestuosos, marcan las calles y plazas del casco antiguo de Céret.
Cada callejón, cada monumento de Céret atestigua un patrimonio que se ha extendido a lo largo de los siglos. Aún se conservan algunas partes de las murallas del casco antiguo de la ciudad.
Una historia que deja su huella
Céret, ciudad fortificada, fue testigo de las guerras y acuerdos entre Francia y España. Puede entrar tanto por Francia como por España.
Data del siglo XIII, esta puerta fortificada es una de las dos que han sobrevivido del recinto amurallado de Céret. Junto a esta podrás encontrar los restos de una antigua torre, actualmente convertida en museo. La puerta es la entrada a las antiguas fortificaciones de la ciudad por el lado español, dentro encontrarás un parque y un paseo lleno de árboles donde abundan los cafés y bares donde reponer energías y seguir con el paseo. Cabe decir que la puerta se abre en dirección a las tierras españolas, por esto se le conoce como “La Puerta de los Moros”.
La Puerta de España
La Puerta de Francia
La Porte de France o Puerta de Francia, es otra parte de las murallas, es la puerta con dirección hacia el norte.
Céret, a veces española, otras veces francesa. Tras la unión de los reinos de Castilla y Aragón gracias al matrimonio de Isabel “La Católica” de Castilla y Fernando de Aragón en 1469, Céret se convirtió en una ciudad perteneciente al Reino de España. Después de la anexión de Rosellón tras el Tratado de los Pirineos de 1659, Céret volvió a pertenecer a Francia. Fue además el lugar de negociación de distintos puntos de este tratado durante la conferencia de 1660, conocida como la Conferencia de Céret.
Explorar Céret es, por supuesto, descubrir una ciudad marcada por la historia, por la cultura y las tradiciones catalanas.
Un patrimonio expuesto como arte, donde historia y modernidad se unen.
Construida en la torre de la Puerta de España en el siglo XIII, no puedes dejar de visitar el museo la “Maison du Patrimoine Françoise-Claustre”, museo arqueológico que recoge los resultados de las excavaciones llevadas a cabo en esta región. Está ubicada en el casco antiguo de Céret, específicamente en la Plaza Picasso, esta plaza se caracteriza sobre todo por la fuente de la Sardane, creada por los escultores Juliette y Jacques Damville, y rinde homenaje a la obra que Picasso realizó en Céret en 1953: “La Sardane de la Paix”.
En las cercanías puedes adular tu alma como artista, visitando el Museo de Arte Moderno de Céret, fundado en 1950 por Pierre Brune y Franck Burty Haviland. Céret, al igual que Collioure atestigua lo mucho que los artistas sucumbieron a los encantos de estos pueblos catalanes.
Fuente de inspiración para grandes maestros del arte moderno, Céret fue un lugar de estancias de cubistas desde principios del siglo XX: Picasso, Braque, Gris… hasta recibió el apodo de “La Meca de los Cubistas”. Muchos otros pintores como; Herbin, Masson, Maillol o Matisse también encontraron inspiración en la “Capital de la Cereza”.
Céret es una ciudad activa en la creación de arte contemporáneo, a través de su reconocido “Museo de Arte Moderno de Céret” que hoy en día es el principal museo de arte de los Pirineos-Orientales y donde se exponen obras de grandes artistas contemporáneos como: Armand, Braque, Picasso, Braque, Gris, Soutine, Chagall, Herbin, Matisse… el museo presenta los movimientos pictóricos del sur de Francia con las obras de Bioulès, Dezeuze y Viallat. Donde también se exponen a importantes artistas catalanes como Dalí, Miró, Tapiès, Brossa o Perejaume.
Museo de Instrumentos Musicales
Tampoco debes perderte el antiguo “Museo de los Instrumentos de Céret”, en el cual descubrirás una gran variedad de instrumentos musicales. Gracias a su perfecta colección, viajarás al corazón de los continentes y de la música.
Si eres amante del Arte y apasionado por las hermosas y pequeñas ciudades, En Céret vivirás una aventura única. Esta ciudad del arte se reserva muchos otros lugares de exposición como la Capelleta, el espacio Saint-Roch, la Sala Manolo, el Espacio Pierre Mau y también varias galerías y estudios de artistas independientes.
Monumentos de leyendas y recuerdos.
Sin duda, el monumento más importante de Céret es el “Puente del Diablo”, debe su nombre a una leyenda que dice que fue construida en una sola noche por el mismísimo diablo. Es un puente de piedra construido en el siglo XIV, aunque es de un solo arco, este puente permite cruzar el rio Tech con sus 45 metros de alcance. El Puente del Diablo llega a ser el puente de un único arco de piedra más grande del mundo que se haya construido en el siglo XIV.
El Puente del Diablo
La Fuente de los Nueve Chorros
La principal fuente de Céret es la llamada “Fuente de los Nueve Chorros”, construida en estilo gótico en el siglo XIV. Es en el siglo XV cuando el rey Fernando II de Aragón coloca el león, emblema de castilla, encima de la fuente y girando la cabeza hacia España.
Cuando el norte de Cataluña fue anexionado por Francia siguiendo el Tratado de los Pirineos, la cabeza del león se giró hacia el reino de Francia y escribieron en la fuente «Venite Ceretens, leo factus est gallus» que quiere decir “Ven Ceretano, el león se convirtió en gallo”.
En el año 2013, La cabeza del león dañado durante las ferias de Céret en 2011 fue cambiada y orientada al sur, como al origen.
En el límite de Céret, a orillas del rio Tech, se puede descubrir una capilla con su campanario, únicos vestigios del antiguo convento de los Capuchinos construido en 1584. Durante la Revolución Francesa, su función religiosa fue abandonada y el lugar cayó en el dominio público. En 1913, el pintor Franck Burty Haviland se instaló allí permanentemente. Muchos artistas del siglo XX se han quedado en el recinto de los Capuchinos, es por esta razón que encontramos este sitio en muchas de sus pinturas.
La Capilla del antiguo convento de los Capuchinos
La Ermita de Saint Ferréol
A pocos pasos de Céret, al final de un pequeño camino de montaña, descubrirás la “Ermita de Saint Ferréol”. Cada 18 de septiembre se convierte en un lugar de peregrinación. El sitio es un verdadero remanso de paz y verdor entre el mar y la montaña. Disfrutarás de una espléndida vista panorámica sobre el Vallespir, sus huertos de cerezos y el macizo del Canigó.
Iglesia Parroquial de Saint Pierre
Situada en el antiguo Céret, reconstruida en el siglo XVIII hay una iglesia románica del siglo XIV. Conservó el campanario con un carillón de 7 campanas y el portal de mármol. Destacada por su diversidad de estilos (pre-románico, románico, románico, gótico y barroco), su cúpula y pinturas.
Iglesia de Saint Pierre
Otros monumentos que también valen la pena visitar:
- El monumento a los «Muertos de Céret” situado en el casco antiguo, es obra del escultor Aristide Maillol, el cual quiso representar a una mujer llamada «La Douleur» o “La Dolorosa”. La base del monumento contiene la lista de los desaparecidos durante la Primera Guerra Mundial.
- Los vestigios de la Capilla de San Sebastián a orillas del rio Tech, frente al Puente del Diablo.
- La Ermita de San Jorge del Pla del Carner, es una ermita románica en ruinas situada en la aldea de Saint-Georges, cerca de Rio Le Tech.
Céret Produce las Primeras Cerezas de Temporada de Francia.
Una situación geográfica ideal, entre los Pirineos y el Mediterráneo, un microclima donde se alternan días soleados y noches frescas, permite a Céret ser uno de los municipios de Francia para recoger sus primeras cerezas a principios de la temporada.
Es uno de los orgullos de la ciudad. Cada año las dos primeras cajas de cerezas de Céret llegan a París, cabe destacar que a la mesa del Elíseo.
La principal variedad de cerezas cultivadas en la región es la Burlat.
El Festival Anual de la Cereza tiene lugar a finales de mayo. Las bandas musicales animan las calles de la ciudad, es también una oportunidad para participar en los Concursos de Deshuesamiento de cerezas.
También es la oportunidad para un gran mercado. De igual forma, puedes caminar durante todo el año en el mercado de Céret, considerado uno de los mercados más bonitos de la región. Lo encontraras todos los sábados por la mañana en el Puente del Diablo.
Apasionado, Céret vibra al ritmo de las festividades que la animan.
Tras el Festival de la Cereza a finales de mayo, en el mes de junio comienza la fiesta de “Los Havaneres del Vallespir” que reúne a los aficionados de estos conciertos con sonidos similares al tango.
A finales de junio, el Festival de Querencias con su música catalana anuncia el verano.
El segundo fin de semana de julio está muy esperado por los catalanes de la región, ya que es es el “Céret de Toros”, feria organizada por la Asociación de Aficionados de Céret. Es una gran fiesta donde viene gente de toda Occitania.
El fin de semana siguiente, las mismas arenas reciben el Festival Internacional de Sardane. Las calles y plazas de Céret se convierten en pistas para este baile tradicional antes de la competición final. A lo largo de este festival, los bailarines realizan demostraciones que permiten descubrir las diferentes facetas de esta danza catalana.
Por las tardes de verano, podrás pasear por las calles de Céret donde organizan “Vespérales”, mercados nocturnos donde podrá descubrir y apreciar la artesanía local. Quizás te sientas tentado a traer de vuelta algunos recuerdos u objetos originales hechos por los artesanos de la ciudad.
Sin duda, Céret tiene un encanto especial. Descubriendo esta ciudad, sentirás la dulce mezcla de tradiciones y modernidad, las raíces históricas de esta cultura arraigada, el clima, la luz y la serenidad que han inspirado a tantos artistas, sólo podrás sentir el ambiente del lugar.
Autenticidad sobre todo.
Lo que sorprende al visitante cuando está en Cadaqués por primera vez es la inmaculada blancura de sus casas y callejones. Ubicado entre el mar y las montañas, este pequeño pueblo con sus pies en el agua tiene un encanto irresistible.
Su ubicación geográfica, en la península de Cap Creus, un poco alejada de las rutas de tráfico, le ha permitido no ceder ante los problemas de los desarrolladores inmobiliarios. A diferencia de muchas ciudades costeras españolas y catalanas, ¡Cadaqués no ha sufrido los atropellos del hormigón! Y se lo debe en gran parte a un tal Salvador Dalí … El artista nacido no muy lejos de allí se enamoró de este pueblo de pescadores y su luz, él decidió vivir allí. Hoy puedes visitar este lugar, dedicado por completo al trabajo y la vida del maestro catalán.
Magritte ya había estado allí antes que él, sin embargo, Dalí fue que hizo famosa a esta pequeña ciudad. Por lo tanto, en los años 30 y 40, muchos artistas de todos los ámbitos de la vida lo siguieron. Así, Miro, Chagall, Picasso, pero también Federico García Lorca, Gabriel García Márquez o Walt Disney llegaron a descubrir este remanso de paz y tranquilidad. ¡A la vista de estos nombres tan famosos, uno tiene derecho a imaginar los momentos de antología a los que tuvo que asistir este pequeño pueblo sin pretensiones!